Quiero romper los esquemas que simplifican
nuestros actos y nuestra mente.
Da igual el momento, la historia, el punto cardinal...
importa lo que somos, importa lo que eres.
Y lo que somos es un todo formando parte de la misma esencia,
la esencia de estar vivos.
Representamos y escenificamos a modo de teatro parte de nosotros mismos,
ubicamos nuestro encuentro en la llegada,
y desde la salida queremos ver notas pero sin música en la distancia.
No eres lo que dices, sino lo que haces, decían contínuamente,
si dices amor y haces daño ¿acaso sabes si eres algo?
¿acaso sabes si eres?
Quiero hacer el amor eternamente,
hasta agotar el último momento de un reloj,
marcar con las agujas tiempos que no existen,
y descubrir cada rincón que se ha creido descubierto sin estar,
para poner nuevas banderas sobre las montañas que no vemos.
Quiero unas nuevas manos que caminen,
unos nuevos pies que acaricien,
ojos que besen mirando en sutileza,
inspiraciones que cuenten hasta tres para cogerme,
suspiros de leyenda encaminados a arañar la comisura de mis labios...
Labios con te quieros pintados de carmín
que dibujen en la serenidad del aire
la tormenta de anhelos que buscan abrazos
y brazos que se lanzan a otros cuerpos que abrazar...
Abrazar el mundo con un dedo,
gritar al oido en ausencia de sonidos,
enfados que no existen y máscaras no inventadas,
y segundos marcados por cada cabello que adorna mi almohada.
¡Quiero la vida!
y la vida no es más que vivir
vivir
sentir
y ser
POR ENCIMA DEL MUNDO QUE CREEMOS CONOCER
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