¿Porqué no voy a pedir,
que me hagas el amor eternamente
si es lo que deseo?
Manteniendo la mirada fija
en unos ojos que se cierran
para hacerse más grandes
e introduciéndote las manos en mi cuerpo
para notar como la calidez te late.
Si las caricias son inicios,
adelanta el tiempo hasta las entrañas
y detén el viaje en mi.
Mastúrbame el cuello entre sollozos de gusto,
y aclara mi piel con tu saliba que arropa.
Tontea con el lóbulo,
y juega puntilleando
entre mi ombligo y mis muslos
al ritmo de las caderas.
Me muevo para ti.
Gira mi cuerpo
cuantas veces desees bailar sobre mi,
y yo sobrevolaré erizándote la piel,
porque sé, que puedo retorcerte de placer, y tú,
estás deseando cicatrizar mi espalda con tus manos.
Tócame una sola vez,
y en una sola vez te enseñaré,
que tu vida
sólo era un sueño lejano antes de mi llegada,
que no habías conocido el sabor dulce a través del tacto,
ni te habían rodeado en una fusión
que fundia como chocolate
otro cuerpo sobre tu cuerpo,
que otra piel se prestaba a la tuya,
y otra boca se desgarraba en un grito
a tus ganas pidiéndo más...
Y así,
tu único miedo será
no poder pasar el resto de tu vida junto a mi.
Pero yo, que no prometo nada,
solo sé que este momento si puede ser eterno.
Para nosotros.
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