Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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lunes, 10 de octubre de 2011

Un cielo abandonado

A sobrevivir
me ayuda el tiempo.
Y a morir,
me impulsa la vida.

Rompiendo
todos los espejos
empiezo a ser yo misma.
Hasta que deje de ser reflejo,
y ya no pueda contarlo.

Demasiado negro
aquel desierto amarillo,
demasiado negro
el cuervo que me espera,
demasiado negro
cuando no brilla una sola estrella
en ese cielo
tan abandonado.

sábado, 8 de octubre de 2011

SIGO SIENDO FANGO...

Tengo vacíos inmensos entre célula y célula, y los siento sin que me hablen de átomos ni de cuántica.
Siento cómo me atraviesa el frío invierno antes de llegar.
Siento la llama antes de prender.
Lo siento y me siento.
Y el espacio se mueve a tal velocidad que me separo de mi misma y noto cómo este cuerpo no me corresponde.
Que la luz, ya no tiene ni difusión ni vértigo cuando llega, como si todas las cosas dejaran de tener importancia, como si volviera al punto cero y no tuviera voz lo que siempre la tuvo.

Vuelvo a marearme.
La columna quiere hablar antes que mis cuerdas.
Y huele a otoño rancio, mientras me atraviesa el frío invierno antes de llegar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

SOMOS

Me he vestido, en silencio,
de una pesada gasa
que tiende a volar hacia ti.

Igual al torero en la capilla,
rezo por una agonía que pasará
de cerca, con tu dolor,
como la banderilla que se cuela
entre las costillas de "una espera"
que no deja de sorprender.

Quisiera alargar mi mano,
y dilatar tu corazón encogido,
cantarte una nana entre dientes,
susurrarte con los ojos:
ESTOY CONTIGO.

Quisiera convertir mis brazos
en el seno de un dulce vientre,
y darte a probar, de nuevo,
la placenta que te engendró.

Quisiera borrar los mapas,
y establecer una sola ruta:
la del abrazo.

Pero desde aquí,
y maldiciendo el horizonte fecundo
de tantos versos hermosos,
junto las mismas estrellas
que nos brillaron y encendieron
conversaciones clandestinas,
bautizándonos como hermanas.

Esta noche,
podré escribir sobre la luna,
que tu lamento hormiguea
alrededor de mi piel,
y que mi piel,
sólo dice tu nombre,
tu nombre...
LUCÍA.

MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE