Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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domingo, 16 de diciembre de 2012

A Andrés Suarez






Radio Calvià, 01 de diciembre de 2012



Seguramente la fortuna, en el fondo, de vez en cuando a todos nos sonríe, y con ella, es cómo descubrí a Andrés Suarez tras varios proyectos en los que me resultó casi inconcebible pensar en poesía sin pensar en música.

En el Vamp café del tercer molino de la calle industria, en ese lugar emblemático de Palma donde el paso del tiempo se cuaja entre acordes y luces gastadas en la piedra y la mirada de “los otros”, fue el punto de conexión para hacer de mi infinita ignorancia un camino más corto hacia los instantes permanentes: conocer a Andrés Suarez.

Porque este gallego del mundo y de instantes permanentes, tiene la mirada limpia en la voz, e igual que Janis Joplin le hacía el amor a 25mil personas en el escenario, Andrés explota sobre el amor que dispersa, y somos 25mil personas las que le hacemos el amor en la acústica de sus letras.

Su último disco pareciera haberlo grabado en la tierra de los sueños y le ha dado en este año “maya” la intensidad de una “petit mort” de la que nadie querría despegarse.

Pero como poeta y trovador sólo amando y cayendo, y levantando nuevos vuelos, se puede seguir viviendo y dar sentido a la vida; y será por eso que Andrés Suarez se prepara para disolverse en nuevos proyectos:
-que crecer, es caminar, y caminar seguir creciendo-.


Las anécdotas acumuladas de un hombre en las palmas de sus manos rasgan las ganas de quien le escucha con la misma intensidad con las que él mismo las vive. Un lenguaje y una voz propia que nos hace respirar muy rápido, y entrecortados sabemos que en las cosas pequeñas están los más hermosos regalos de estar.
Esto me recuerda a una frase que un amigo me dijo:

 “somos pequeños intensos, grandes acelerados ¿acaso, no has visto nunca respirar a un gorrión?”


Andrés, es esa frágil y pequeña ave, que demuestra que no hay nada hecho y que todo está pendiente por escribir a pesar de que sea capaz de componer 37 canciones en una noche vacía que sólo puede unirse a 2.500 canciones más en un día que aún puede quedarse incompleto.

Dicen que si un bebé agarra fuerte el dedo de sus padres demuestra su fortaleza.
Andrés, nos arranca las extremidades en una letra, y aún podría preguntarse porqué él, porqué a él y de dónde salen las ganas de que los más grandes hayan apostado por su trabajo, como Pablo Milanés.
Los que miramos al cielo, sólo podemos decirle:

“Vuela y vuelve para contarnos que te dijeron todos aquellos que te saben especial en otras 2500 canciones de humedad, lágrima y cicatriz”

 Presentación en directo,
Mayte Albores.



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MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE