Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

Todos los derechos Reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual

lunes, 31 de diciembre de 2012

a oscuras

Me dijo:
"Apaga la luz, cuantas haya.
Apaga, si puedes, incluso el sol.
Llegaré. Sé de memoria
el recorrido de tu cuerpo"

Y aquí sigo,
esperando a oscuras en el mismo lugar.

domingo, 16 de diciembre de 2012

A Andrés Suarez






Radio Calvià, 01 de diciembre de 2012



Seguramente la fortuna, en el fondo, de vez en cuando a todos nos sonríe, y con ella, es cómo descubrí a Andrés Suarez tras varios proyectos en los que me resultó casi inconcebible pensar en poesía sin pensar en música.

En el Vamp café del tercer molino de la calle industria, en ese lugar emblemático de Palma donde el paso del tiempo se cuaja entre acordes y luces gastadas en la piedra y la mirada de “los otros”, fue el punto de conexión para hacer de mi infinita ignorancia un camino más corto hacia los instantes permanentes: conocer a Andrés Suarez.

Porque este gallego del mundo y de instantes permanentes, tiene la mirada limpia en la voz, e igual que Janis Joplin le hacía el amor a 25mil personas en el escenario, Andrés explota sobre el amor que dispersa, y somos 25mil personas las que le hacemos el amor en la acústica de sus letras.

Su último disco pareciera haberlo grabado en la tierra de los sueños y le ha dado en este año “maya” la intensidad de una “petit mort” de la que nadie querría despegarse.

Pero como poeta y trovador sólo amando y cayendo, y levantando nuevos vuelos, se puede seguir viviendo y dar sentido a la vida; y será por eso que Andrés Suarez se prepara para disolverse en nuevos proyectos:
-que crecer, es caminar, y caminar seguir creciendo-.


Las anécdotas acumuladas de un hombre en las palmas de sus manos rasgan las ganas de quien le escucha con la misma intensidad con las que él mismo las vive. Un lenguaje y una voz propia que nos hace respirar muy rápido, y entrecortados sabemos que en las cosas pequeñas están los más hermosos regalos de estar.
Esto me recuerda a una frase que un amigo me dijo:

 “somos pequeños intensos, grandes acelerados ¿acaso, no has visto nunca respirar a un gorrión?”


Andrés, es esa frágil y pequeña ave, que demuestra que no hay nada hecho y que todo está pendiente por escribir a pesar de que sea capaz de componer 37 canciones en una noche vacía que sólo puede unirse a 2.500 canciones más en un día que aún puede quedarse incompleto.

Dicen que si un bebé agarra fuerte el dedo de sus padres demuestra su fortaleza.
Andrés, nos arranca las extremidades en una letra, y aún podría preguntarse porqué él, porqué a él y de dónde salen las ganas de que los más grandes hayan apostado por su trabajo, como Pablo Milanés.
Los que miramos al cielo, sólo podemos decirle:

“Vuela y vuelve para contarnos que te dijeron todos aquellos que te saben especial en otras 2500 canciones de humedad, lágrima y cicatriz”

 Presentación en directo,
Mayte Albores.



viernes, 7 de diciembre de 2012

ELENA PERALTA

A Elena, antes de ti, después de ti.

Y la vi, allí, recién llegada a esta isla que a mi me arde en los pies.

E instalada, aquí en esta roca en la que sólo puedo correr en círculo, se agarró a mi brazo, y me guió e hizo camino conmigo, y me llovió desde sus adentros algunos versos que guardo en una perfecta memoria emocional. 
Y bailó conmigo.
Y me enseñó.
Y me dio su amor.
Y se que me espera...


 Mayte Albores.


***

POEMAS INCLUIDOS EN LA ANTOLOGÍA POÉTICA 
"Un poema una voz, una voz un poema"
(Editorial OLIFANTE - Varios autores)



IMÁGENES QUE TRAIGO ROBADAS DE OTRA MESA

Bordados besos negros dispuestos en la tumbas,
pétalos derramados sobre desnudo mármol,
sábanas perfumadas de carne ya desecha.
Ennegrecidos rostros de manos siempre frías.

Desnuda de lujurias, arranca los deseos,
combate las promesas y préñate de amor.

Esconde la tristeza y adora sólo al viento,
entrégate a sus brazos y navega en su boca;

el final del camino es principio esta noche
y el alcohol en mi mesa es tristeza en tu vientre.

(surco la oscuridad, pero no  gritaré amén)

(Elena Peralta)



REZAR ES SECUNDARIO

Rezar es secundario sólo a veces
Cuando la angustia sale del baúl
llama a la tristeza,
y es bálsamo de pobres una salve.

Se reza con ardor a un imposible;
se reza en camisón y en manga corta;
se reza en la ciudad bajo el asfalto,
se reza sobre manos consumidas.

Rezar es cosa gris si no te escuchan,
Hay veces que al rezar también pecamos.

(Elena Peralta)





¿Qué soy?

Claro que me gusta
que me vitoreen como si fuera una gema
en el vértice de la pirámide más alta.
Y brillar como si no hubiera estrellas
ni cinturón donde leer destinos brujos.

Pero me concentro
en el dedo más pequeño de mi cuerpo,
y observo diminuta e insignificante
la materia perecedera que me forma.

¿Qué soy? si en este vientre dudoso
de tierra cuarteada, donde tan perdida
me siento, que nada busco ni nada tengo,
apenas distingo si gozo de manos para
engendrar el amor que se me escapa
de todas estas células que me respiran.

Y en el último rincón, escondida,
en esa sombra que ejercen todos los que
alzan su grandeza sobre mi, admirada
me condeno a ser una voyeur
que derrama sus encantos en la mirada rota.

Mirad cómo esta ternura esconde
un dolor cercano a la muerte,
a ese trance que desquicia los instantes
en el fino equilibrio que grita que, seguir,
es un combate en una cuerda floja donde
la caída supone despedirse de la ternura,
de esta mirada que toca clavando las pestañas.

Y reconozco mi refugio en
una cobardía silenciosa de treguas.
Efímera soy en la espiral
donde nada es lo que parece.

Y callo.
Y escribo.
Y amo.
Y también duermo de día.
Mayte Albores
 

MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE